Es
el cuarto planeta del Sistema Solar. Conocido como el planeta rojo por sus
tonos rosados, los romanos lo identificaban con la sangre y le pusieron el
nombre de su dios de la guerra.
El
planeta Marte tiene una atmósfera muy fina, formada principalmente por dióxido
de carbono, que se congela alternativamente en cada uno de los polos. Contiene
sólo un 0,03% de agua, mil veces menos que la Tierra.
Los
estudios demuestran que Marte tuvo una atmósfera más compacta, con nubes y
precipitaciones que formaban rios. Sobre la superficie se adivinan surcos, islas
y costas. Las grandes diferencias de temperatura provocan vientos fuertes. La
erosión del suelo ayuda a formar tempestades de polvo y arena que degradan
todavía más la superficie.
Antes
de la exploración espacial, se pensaba que podía haber vida en Marte. Las
observaciones demuestran que no tiene, aunque podría haberla tenido en el
pasado.
En
las condiciones actuales, Marte es estéril, no puede tener vida. Su suelo es
seco y oxidante, y recibe del Sol demasiados rayos ultravioletas.
Cuando
se halla más cerca de la Tierra, a unos 55 millones de kilómetros, Marte es,
después de Venus, el objeto más brillante en el cielo nocturno. Puede
observarse más fácilmente cuando se forma la línea Sol-Tierra-Marte (cuando
está en oposición) y se encuentra cerca de la Tierra, cosa que ocurre cada 15
años.
El
tono rojizo de su superficie se debe a la oxidación o corrosión. Las zonas
oscuras están formadas por rocas similares al basalto terrestre, cuya
superficie se ha erosionado y oxidado. Las regiones más brillantes parecen
estar compuestas por material semejante, pero contienen partículas más finas,
como el polvo.
A
causa de la inclinación de su eje y la excentricidad de su órbita, los veranos
son cortos y calurosos y los inviernos largos y fríos. Enormes casquetes
brillantes, en apariencia formados por escarcha o hielo, señalan las regiones
polares del planeta.
Se
ha seguido el ciclo estacional de Marte durante casi dos siglos. En el otoño
marciano se forman nubes brillantes sobre el polo correspondiente. Una fina
capa de dióxido de carbono se deposita sobre el casquete polar durante el otoño
y el invierno, al final del cual el casquete polar puede descender a latitudes
de 45°. En primavera y al final de la larga noche polar, la parte estacional se
va deshaciendo y muestra el casquete helado del invierno, que es permanente.
Además
de las nubes de dióxido de carbono helado, en el planeta hay otros tipos de
nubes. Se observan neblinas y nubes de hielo a gran altitud. Estas últimas son
el resultado del enfriamiento asociado con las masas de aire que se alzan por
encima de obstáculos elevados. Durante los veranos del sur son especialmente
notables extensas nubes amarillas compuestas de polvo levantado por los
vientos.
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