Es
el planeta más exterior de los gigantes gaseosos y el primero que fue
descubierto, en septiembre de 1846, gracias a predicciones matemáticas.
El
interior de Neptuno es roca fundida con agua, metano y amoníaco líquidos. El
exterior es hidrógeno, helio, vapor de agua y metano, que le da el color azul.
Neptuno
es un planeta dinámico, con manchas que recuerdan las tempestades de Júpiter.
La más grande, la Gran Mancha Oscura, tenía un tamaño similar al de la Tierra,
pero en 1994 desapareció y se ha formado otra.
Los
vientos más fuertes de cualquier planeta del Sistema Solar son los de Neptuno.
Muchos de ellos soplan en sentido contrario al de rotación. Cerca de la Gran
Mancha Oscura se han medido vientos de 2.000 Km/h.
Neptuno
tiene un sistema de cuatro anillos estrechos, delgados y muy tenues, difíciles
de distingir con los telescopios terrestres. Se han formado a partir de
partículas de polvo, arrancadas de las lunas interiores por los impactos de
meteoritos pequeños.
En
la atmósfera de Neptuno se llega a temperaturas cercanas a los 260 ºC bajo
cero. Las nubes, de metano congelado, cambian con rapidez. La foto de la
derecha muestra los cambios que detectó el Voyager II en un periodo de sólo 18
horas.
La
distancia que nos separa de Neptuno se puede entender mejor con dos datos: una
nave ha de hacer un viaje de doce años para llegar y, desde allí, sus mensajes
tardan más de cuatro horas para volver a la Tierra.
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